Alertan a padres sobre los riesgos de publicar fotos e historias de sus hijos en las redes sociales

Alertan a padres sobre los riesgos de publicar fotos e historias de sus hijos en las redes sociales

En los últimos años se fue afianzando una demanda sociocultural que motiva a estar permanentemente en línea, un fenómeno que va a en aumento con riesgos cada vez más inmediatos, especialmente cuando se trata de padres que tienen los "límites desdibujados", y difunden permanentemente la vida de sus hijos.

De este modo, se da información precisa a personas sin escrúpulos que a través de las redes sociales conocen actividades, días, horarios y espacios a los que habitualmente asisten los chicos.

La psicóloga licenciada Rosario Sanguedolce, analizó que esta "moda" que adoptaron muchos padres de "mostrar y escenificar todo", revela cuestiones íntimas, lo cual "desdibuja los límites entre lo privado y lo público".

"Es una cuestión muy de la época, atravesada por el discurso actual, de mostrar, de vender, de comprar, donde lo privado y lo público tienen los límites desdibujados, y es interesante analizar hasta dónde mostramos, qué mostramos, qué cosas tienen que ver con lo público o lo privado, y todo esto, está desdibujado lamentablemente", precisó.

En dialogo con EL LIBERAL, la profesional consideró que en estos tiempos se utiliza la tecnología para generar revelaciones de la vida privada, con la necesidad de "mostrar el otro" aspectos de la vida privada, "y surge el peligro de qué es lo que revelamos, especialmente cuando toca a otro sujeto como son los hijos".

"En este punto, me parece importante que se pueda reflexionar de qué forma usamos a los hijos; cuál es el lugar que les damos en las pantallas, en la virtualidad; si respetamos la privacidad de ellos; si respetamos qué se puede mostrar y qué no, porque no sabemos si ellos quieren aparecer tanto en las redes; hay una decisión por encima de ellos, estamos tomando al otro como sujeto de derechos. Hay que plantearse esto antes de mostrar todo", enfatizó.

Alertó que, a esto, "se debe sumar el riesgo que implica dar información sobre los menores de edad, por ejemplo, si se muestran fotos de los niños en la escuela, haciendo algún deporte, y las redes sociales pueden ser vistas por muchas personas, damos datos, damos información, que puede hacer que se acerquen a nuestros chicos cualquier persona sin que nosotros lo sepamos".

"Es importante dar lugar a la reflexión"

Me parece importante dar lugar a la reflexión, a la pregunta, qué es lo que está pasando hoy en día; por qué necesitamos mostrar tantas cosas; por qué necesitamos armar estas escenas para que el otro las vea a través de las redes sociales. Es un llamado de atención a esa necesidad de mostrarse, donde lo público y lo privado no tiene límite.

Y más allá de la pregunta, ver el peligro que esto implica porque damos información sobre nuestros niños; lo que nuestros niños hacen; sus actividades; y esto tiene sus riesgos, porque no debemos olvidad que, muchas veces, a través de las redes, hay captación de trata de personas, o con fines de pedofilia, y como adultos, estaríamos habilitando información para gente que pueda hacer daño a nuestros hijos.

Los chicos pueden quedar marcados de por vida tras estas publicaciones

Según la Sociedad Nacional para la Prevención de la Crueldad contra los Niños (NSPC), en Reino Unido, "cada vez que una foto o video es publicada, se crea una huella digital del niño que puede seguirlo en su vida adulta".

Además de los riesgos probablemente más extremos, como son el ciberacoso, grooming, pornografía infantil y robos de identidad, aparece otra pregunta: ¿Qué pasa con la cuestión ética de publicar fotos de infancias y adolescencias de manera arbitraria, y en muchos casos, compulsiva?

Se está vulnerando sus derechos.

Recomendaciones para el momento en que se piensa publicar contenido de menores a las redes sociales

Por lo general, las personas que constantemente comparten cosas de sus hijos (y principalmente los logros de ellos), más allá del orgullo, también sienten una gran inseguridad personal. Uno puede estar orgulloso sin estar publicando para los demás todas las cosas que les pasan a nuestros hijos. En definitiva, hay una incapacidad de discernir muy grande a veces, de comprender que los hijos NO nos pertenecen y que no podemos vivir su vida (y tampoco podemos vivir la nuestra a través de la de ellos, que es lo que ocurre muchas veces).

Algunas recomendaciones si se va a subir contenido de menores:

1) Poder limitar un poco la sobreexposición: tratar de pensar antes de subir algo de nuestros hijos a las redes cuál es el fin de hacerlo. Podemos elegir qué cosas compartir y con quiénes, y qué cosas es mejor y más seguras dejar en el ámbito privado.

2) Poder ver y limitar las reacciones y los comentarios que haya sobre la información que compartimos.

3) A medida que los hijos crecen y son adolescentes, es MUY importante poder respetar sus preferencias y sus deseos sobre lo que se publica de ellos. Escuchar sus opiniones y validarlas, no cuestionarlas. Sobre todo si se trata de su imagen y de algo que los involucra.

4) Tratar de poder despegarnos un poco de las redes y de la tecnología cuando compartimos tiempo con ellos. A veces, por publicar contenido en Instagram o en Facebook, nos olvidamos de vivir el momento, que al fin y al cabo es lo más importante.

5) Escuchar más a los hijos y, sobre todo, escucharnos más a nosotros mismos. Independientemente de lo que la sociedad quiere y espera de nosotros como padres, debemos poder elegir ser quienes queremos ser.

6) Promover la educación digital y fomentar el uso responsable de las plataformas desde niños, educando con el ejemplo y no solo con palabras.